contra-la-lecturaSoy lector. Esto, dicho así, suena absurdo. Lo sé. ¿Cómo sino iba a escribir reseñas si no fuera lector? Pero el caso es que lo digo, alto y claro. Soy lector. Y aunque sean sólo seis letras las que conforman lo que soy, dentro hay todo un significado que hace que me acerque a los libros y que sean parte de mí como pueden serlo, por poner un ejemplo, los pulmones. Seguro que, si te has parado a leer estas líneas, me entiendes. Y es que ser lector, hoy en día más si cabe, parece que es como ser una especie en peligro de extinción – cada año los datos de lectura son más alarmantes, aunque mi experiencia como librero me dice lo contrario – y abrir un libro, comprarlo, disfrutarlo, sufrir con él, empieza a considerarse casi como un bien de lujo más que como la normalidad que ojalá fuera. Así que imaginaos por un momento, sólo un segundo, llegar a tu librería, recorrer la vista por las portadas, y encontrar una que te dice a la cara Contra la lectura. Lo raro hubiera sido que no me lo llevara, que dudara un poco, que me tuviera que pensar si de verdad quería leerlo. Soy lector. Lo he dicho antes ya. Y serlo implica que cuando se habla de libros, ahí tengo que estar, aunque no esté de acuerdo con lo que se dice, o precisamente por eso.

Un ensayo para todos aquellos que creen que los libros son un objeto intocable. Un libro para aquellos que quieran reflexionar sobre su comportamiento alrededor del libro. Una experiencia para los que sientan que un libro les ha dejado exhaustos, les ha hecho perder el tiempo o todo lo contrario. Y para los que no entienden que dentro de un libro se pueden encontrar mucho más que simples letras que se juntan.

El vicio solitario, suponiendo que no estéis familiarizados con la frase, es tal vez el eufemismo victoriano más conocido para la masturbación, una actividad que por aquel entonces tenía la consideración general de ser la causante no solo de deterioro físico y colapso mental en esta vida, sino de una condena eterna en la siguiente. Este libro aborda un vicio solitario distinto: el acto de leer” 

Así es como empieza Contra la lectura. Lo que leeremos a continuación no va a ser un ensayo arduo sobre lo que significa leer, lo que implica la lectura, sino uno en el que Mikita Brottman da su particular visión sobre lo que, tras su experiencia como lectora y académica, ha podido reflexionar sobre aquello que para nosotros, lectores ávidos, significa la acción de leer. No pretende, en ningún momento, sentar cátedra, decirnos lo que tiene que ser para nosotros abrir un libro y meternos en la historia que lleva dentro. Lo más importante es que, todo aquel que lea este libro, tenga claro que lo que se nos propone es un espacio para la reflexión. Cómo me gustaría ver una mesa redonda sobre el acto de leer, sobre el significado que para cada uno tienen los libros. Esa es quizá una de las mejores, sino la mejor, virtud de este libro. Según iba leyendo me preguntaba quién soy yo respecto a la literatura, a todos esos clásicos que, por ejemplo, no he podido leer; me cuestionaba sobre mis hábitos como lector – ¿os habéis preguntado alguna vez si tenéis alguna manía a la hora de leer? -; también reflexionaba sobre por qué escojo algún género en concreto o, para finalizar, sobre por qué algunos libros han hecho más en una frase que otros en mil.

Cuando la lectura entró en la vida de muchos de nosotros, prácticamente no teníamos uso de razón. Las primeras palabras surgieron de aquello que nos leían. Pero ahora, ¿por qué seguimos leyendo? ¿Por qué no podemos evitarlo? ¿Qué es lo que nos provocan esos libros que no podemos dejar de tenerlos por mucho que tengamos de sobra durante años? Contra la lectura es muy posible que no diga nada nuevo, o que al menos no nos dé claves para entender todo aquello que gira alrededor de nuestros libros, pero lo que sí pretende es acercarnos algunas preguntas que no nos habíamos cuestionado nunca. ¿Han sido las nuevas tecnologías las que han hecho que bajen los índices de lectura? ¿Son los precios? ¿Somos seres tan inmediatos que no toleramos un momento de tranquilidad? ¿Por qué hay gente que dice “no me gusta leer”? Mikita Brottman nos enseña aquello que ha descubierto y lo hace de una forma tan amena y entregada que el libro se lee sin complicación alguna. Y eso, en un ensayo sobre leer se agradece. Y se agradece por una cuestión: estoy tan harto de ensayos intelectuales con visos de mirar por encima del hombre a aquellos que no leemos ciertas lecturas, que ver cómo alguien trata al lector de tú a tú es toda una revelación.

“Leer es importante, es cierto, pero también lo es saber cuándo dejar de hacerlo, incluso sea solo un momento.” 

¿Y si tuviera razón, qué sucedería?