Nunca un título de una obra fue más fiel a su contenido. Este ensayo basado en la biografía de la emblemática filósofa Simone de Beauvoir es justo lo que vemos en la portada, un paseo en compañía por las distintas etapas de la vida de una pensadora brillante y dicotómica cuya vida fue entretejida a través de la literatura.

Antes de entrar en su interior tengo que decir que el libro es una obra de arte. La ilustraciones de Malota y el texto de De la Cueva hacen un tándem perfecto, tanto visual como emocional. Los colores son naturalidad y pasíón, justo como los recuerdos de la autora. Siempre que leo a Simone, la ciudad de la luz, su París natal, me parece que pierde luminosidad en el sentido más bohemio, íntimo, como una estela melancólica que arrastra cuando habla de su lugar en el mundo. Los dibujos vivos y este paseo literario en un conjunto perfecto han hecho que lo vea desde otro prisma.

Me hartaría de subrayar, apuntar y marcar páginas, pero no puedo. Me parece un libro tan bello que el impulso no se materializa, lo cojo por las esquinas por miedo a estropearlo incluso. Lo siento amigas, éste es de los que no se prestan.

Sólo daré unas pinceladas sobre lo que encontraréis en Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir, creo que este tipo de obras tienen que descubrirse por una misma porque las reflexiones que genera no deben estar condicionadas, lo que sí os diré es que es un libro con muchísima información que ayuda a conocer a fondo a Simone y que a su vez nos hace preguntarnos nuevas cuestiones. No perdamos de vista que es un libro feminista que habla sobre la vida de una pensadora feminista cuando aún ese nombre no existía. Era un sentimiento, una necesidad vital mal vista que supo plasmar en su obra e introducir en las conciencias venideras. Me encanta conocer tan de cerca a la célebre Beauvoir con sus contradiciones y debilidades, me encanta saber que Mujercitas de Louisa May Alcott fue su impulso literario y vital como el de Carmen G. De La Cueva porque para mí también fue el principio de todo, ¿quién no ha querido ser Jo March? (Por cierto, no os perdáis la última edición ilustrada de Lumen de Mujercitas, otro libro para no prestar). Si uno todos los vértices de este paseo vuelvo a pensar que el feminismo en sus albores era el más bello e intenso. La Señora Dalloway o Un cuarto propio de Viginia Woolf (que no me canso de recomendar a toda aquella que quiera escucharme), Malentendido en Moscú de la propia Beauvoir, tantos y tantos pensamientos de los siglos XIX y XX que florecían inquietos sabiendo que algo no iba bien. Un gusto conocer en Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir más sobre esos pensamientos y esa labilidad emocional. Dice Carmen sobre Simone que «al terminar su primera novela, supo que la literatura solo aparece cuando algo en la vida pierde su sentido, cuando se descompone.» No puedo estar más de acuerdo y no hace falta ser escritora para comprobar que la literatura tiene ese poder sanador cuando la vida está hecha añicos. Después de leer tantas referencias y las propias impresiones de la autora, la mía es que Simone no pudo ser aún más libre porque la literatura, aunque fuese su deseo y su vehículo a esa libertad que tanto ansiaba, también era su atadura, su obligación; y aunque parezca antagónico no es incompatible. Quiero ir corriendo a leer El segundo sexo, sin duda el gusanillo Beauvoir está más dentro de mí gracias a Carmen G. De La Cueva.