Nunca pensé que el folklore islandés fuera a interesarme. Mucho menos su mundo rural. Una vez más me demuestro que interesa el modo, el cómo, da igual el qué. Maravillosa pequeña novela (o carta larga) cargada de una pasión ilícita, de un amor vivo y distante a lo largo de toda una vida donde lo que menos me interesa es precisamente eso. Para Helga son páginas de la literatura más apabullante, de la mayor elegancia y belleza donde las referencias líricas, filosóficas y literarias pueden mezclarse sin chirriar con el mundo agrícola y el sexo más carnal. Todo encaja, el mismo hilo engancha cada párrafo y cada tema sin importar de qué se trate. No sé cual es el truco o cómo se llega a esa maestría, lo que sí sé es que Birgisson sabe utilizar las emociones como excusa para escribir todo aquello que se le antoja y que el resultado es una lectura brillante.

Podríamos decir que la sinopsis de Para Helga es bastante simple, Bjarni es un señor muy mayor, granjero de toda la vida y casado. Sabiendo que llega el final de sus días decide mandar una carta a Helga, la granjera vecina con la que tuvo una apasionante aventura cuando eran jóvenes. Este amor adúltero terminó en breve por causas que nos explica en primera persona en dicha carta, pero en realidad lo que termina es la relación, nunca el amor que siente por ella, mucho menos el deseo físico que lo atormentará para el resto de su vida. De esta bonita manera el anciano se dispone a hacerle llegar todos sus pensamientos y sentimientos, también su arrepentimiento por decisiones pasadas, todo con una prosa impecable y emocionante. Hasta aquí la superficie del libro. Cuando nos adentramos en él viene lo bueno… De manera imparable aparecen campos de Islandia, granjas, ganado y hábitos muy nórdicos. Todo un paraje bello con continuas referencias literarias, con la cultura islandesa llenando todo el texto de cosas nuevas, distintas (para mí) que me hace ver cuánto hay por descubrir, por conocer y disfrutar en libros que aparentemente no son más que una historia de amor. Nada de eso o mucho más que eso, es pura introspección, filosofía y un cuestionado existencialismo con pensamientos que alimentan lo que somos o queremos ser. Muy bello, no puedo describirlo de otra manera. La forma de alinear la vida rural y más ruda con la cultura más exquisita es formidable. Sus cien y pocas páginas se absorven como savia necesaria para continuar, ¿cómo no podía saber yo de Birgisson antes? Lumen apuesta por esta obrita que estoy segura sabrán apreciar los lectores. Yo os la recomiendo con el mismo entusiasmo que cerré su última página y acabo igual que empecé, el cómo es lo que importa, incluso es capaz de hacernos perder de vista el qué, y eso mola mucho.