Lo que me fascina del trabajo de Yuval Noah Harari es lo mismo que me inquieta de él: la sorprendente clarividencia con que expone el desarrollo de los procesos históricos y su interrelación con nuestra naturaleza humana.
Se da la paradoja de que vivimos en la época de mayor acceso a la información de toda la historia de la humanidad y también resulta ser la de mayor confusión. Internet ha proporcionado, en un lapso de tiempo ínfimo, un acceso casi universal al conocimiento y la opinión públicas. Un derecho positivo conforme a nuestros valores pero que también desemboca en un torrente de informaciones falsas e incompletas. Uno sólo entre los muchos retos tecnológicos y humanos a los que nos enfrentamos y que van a revolucionar nuestra especie como nunca antes había sucedido en la historia. Una nueva era donde prevalece la ausencia de una dirección clara para la sociedad y, por tanto, para el individuo.
Si algo destacaría de 21 lecciones para el siglo XXI es lo mismo de sus anteriores trabajos; es decir, esa increíble capacidad para condensar millones de años en un relato fluido y desmontar, en unos pocos párrafos, milenios de creencias absolutas ofreciendo puntos de vista novedosos sobre los asuntos más controvertidos. Porque el desconcierto que supone leer a Yuval Noah Harari es el de analizar la realidad con una perspectiva cercana a la objetividad absoluta; como la que tendría un ser totalmente ajeno a la humanidad. Y lo hace sin intención de dogmatizar. Simplemente, mostrar las cosas tal y como son y, a partir de ahí, ver qué podemos hacer. Porque 21 lecciones para el siglo XXI precisamente expone lo que su título indica: veintiuna cuestiones fundamentales sobre quienes somos y los retos a los que nos enfrentamos. Asuntos que van desde la inteligencia artificial y cómo puede influir en nuestro futuro laboral, hasta el cambio climático y la posverdad. Todo pasando por otros asuntos como el papel de la religión, el racismo y las crisis identitarias. Temas que el autor enlaza magníficamente unos con otros puesto que, en realidad, todos forman parte del mismo problema.
Un ensayo de visión global que relativiza absolutamente todo y lo pone en liza. Desde nuestras creencias, como la idea que tenemos de la justicia, los sistemas sociales, la conciencia y nuestros miedos. En preguntarse si el capitalismo, e incluso la democracia, son viables o si el futuro es la prosperidad y la igualdad. Si los algoritmos terminarán convirtiendo nuestras vidas en una dictadura invisible o serán una oportunidad para mejorar nuestras vidas.
Un libro que, por poner solo dos ejemplos al azar, nos enseña los mecanismos por los que nos aterra el terrorismo cuando su amenaza y el daño que provoca es, en términos absolutos, ínfimo en comparación con las muertes asociadas a la diabetes o la polución atmosférica, que apenas generan alarma social. O por qué pensamos que el mundo es un lugar hostil y violento cuando estamos viviendo la época más pacífica y diplomática de todos los tiempos.
Sin embargo, Yuval Noah Harari, como haría cualquier buen filósofo, expone las cuestiones tal cual son, con todas las evidencias que conocemos, pero no siempre ofrece respuestas a los desafíos. Simplemente se limita a reflexionar sobre ellos y especular sobre los posibles escenarios futuros, planteando infinidad de preguntas para incitar al debate sobre un futuro que asusta y desconcierta pero que va aligerándose a medida que el ensayo concluye que, a pesar de todo, siempre tenemos una poderosa clave como individuos para afrontar los nuevos retos.
Un libro intenso, con una gran carga de profundidad y al mismo tiempo tremendamente ágil, que desalienta a ratos, deprime en muchas ocasiones pero también abre las puertas a la esperanza. En definitiva, un conjunto de reflexiones elementales para entender nuestro presente y aprender a encarar la incertidumbre del futuro.