Empiezo esta reseña con una mención para el traductor Mariano Peyrou porque ha hecho una labor increíble. Sin su trabajo, hubiera sido imposible disfrutar tanto de la novela.

¿Sabéis esas ocasiones en las que compráis un libro porque os gusta la portada? ¿O porque el título, sin saber muy bien por qué, os anima a comprarlo? Esta situación tiene un riesgo: que el libro en cuestión sea una mierda, y que penséis que esto de usar la parte superficial del cerebro para elegir la lectura no deba darse nunca más. Y casi siempre sucede. Pero, por cosas de la suerte, del destino, o de que al final uno tiende a coger libros que sabe que le van a gustar, a veces elegir una lectura de esta manera te hace conocer otros autores que, de otra forma, y sin haber atendido a medios de comunicación, notas de prensa u otros blogs, no te hubieras planteado ni siquiera conocer. Todos nuestros presentes equivocados, ya desde su título, tiene algo raro. A mí, al menos, me llamó la atención desde el primer momento en que lo vi. Después, su portada. No me digáis por qué pero me encantó. Esa cáscara de limón en espiral, la composición con el fondo, qué sé yo, algo me decía que tenía que llevármelo. Fue ya en casa cuando leí la contraportada y leí el resumen. ¿Una historia de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo? Me pregunté a mí mismo: ¿pero qué has hecho Sergio? Si tú no lees normalmente ciencia ficción porque te cuesta entrar en el mundo que te proponen. Pero a pesar de mis reticencias, empecé la primera página y ya no pude dejarlo. ¿Los por qués? A continuación, que todo tiene que llegar…

Tom Barren vive en un 2016 lleno de avances tecnológicos ya que, en 1965, Lionel Goettreider inventó una forma de producir energía ilimitada. A pesar de todo lo bueno que pueda parecer, Tom no encuentra su sitio. Su madre ha fallecido y la abandonado por la chica de sus sueños, roba la máquina del tiempo creada por su padre para viajar al momento exacto de la activación del Motor Goettreider. Pero algo sale mal y queda atrapado en un 2016 muy diferente del que él conoce. ¿Será posible que, en esta nueva versión, descubra cosas que no creía? ¿Será Tom otro completamente diferente? ¿Querrá volver o quedarse?

Decía antes que la ciencia ficción no es lo mío. Lo he intentado en infinidad de ocasiones y, si bien algunas historias me han llamado mucho la atención, es como si mi cerebro se negara a entrar por completo en las novelas. No estoy diciendo que la ciencia ficción sea horrible, simplemente es que mi cabeza no está preparada. Nada que no pueda solucionarse con una buena lectura, que te anime a seguir con el género. Y ese es el primer agradecimiento que hago a Todos nuestros presentes equivocados de Elan Mastai: haber creado una historia que, por sus formas y por su historia, animen a querer entrar en profundidad en la novela y abra las puertas a querer indagar en otros aspectos del género.

¿Es posible que se nos diga algo nuevo sobre los viajes en el tiempo? Si estuviera hablando con algún experto en este tipo de historias del género, es muy posible que me diga que no. De hecho, creo que la novela bebe mucho de otras fuentes – tanto literarias como cinematográficas – y las explota en cada una de las escenas. Pero la verdad es que la forma en la que Elan Mastai nos introduce en la física, en la tecnología, en los viajes en el tiempo, en la química que gira en torno a la creación de la máquina del tiempo, de la energía ilimitada, de los universos alternativos, es tan dinámica, tan divertida, tan interesante, que hace que leas Todos nuestros presentes equivocados casi como si no te estuvieras dando cuenta, pero a la vez te enterases de todo. Esa es otra de las virtudes de esta novela: proponer al lector una lectura que se aleje un poco de las complicaciones que, algunas historias del género, llevan aparejadas. Y a la vez, esta virtud se convierte en ocasiones en un pequeño revés para el lector porque, y sobre todo en su ultima parte, la información se presenta tan rápida que es posible que el lector se pierda un poco. Pero aun así, nada grave dado que, además, a medida que vamos adentrándonos en la novela, el autor nos ofrece un reposo y nos escribe un resumen de todo lo leído anteriormente para que la cabeza no se nos funda.

Como otro punto negativo, quizás el libro se alarga demasiado en la mitad. No es algo excesivo, pero sí tengo la sensación de que el autor ha dado vueltas sobre algunos conceptos y esas páginas podrían haberse ahorrado para que la experiencia sea mucho más agradable.

Y al final, como suele suceder en todas las historias – salvo excepciones – a lo que se resume todo es al amor. Me preguntaréis: ¿estás hablando de una novela romántica o de una de ciencia ficción? Y yo os diré que estamos ante una novela de ciencia ficción, sí, pero que en su trama principal están las relaciones, la familia, la amistad, las dudas, las emociones, las alegrías, la muerte, y todo un abanico increíble de contenido que, al final, cuando parece que fuera imposible que se cerrara todo el círculo, Elan Mastai lo consigue.

A veces elegimos las lecturas de una forma completamente diferente a como solemos hacerlo. Yo, tengo que reconocerlo, es muy raro que me salga de mi camino, pero viendo lo que ha sucedido con Todos nuestros presentes equivocados es muy posible que lo vuelva a hacer. A lo mejor la siguiente vez es un fiasco, pero quién sabe. Puede que vuelva a darme una sorpresa increíble.