Hay momentos vitales donde te encuentras a la búsqueda de algo y, de repente, quizás por una recomendación al vuelo o una casualidad, te encuentras con la clase de libro que deseabas leer. Ha sido mi caso con Biografía del silencio, el breve y magnífico ensayo de Pablo d’Ors acerca de la meditación y su experiencia personal hacia esta.

Un tema que me parece de especial interés porque estamos asistiendo a un cambio de época. Un momento donde el vertiginoso desarrollo tecnológico y la incertidumbre económica está poniendo en cuestión nuestro sistema de vida y abriendo multitud de alternativas para afrontar los nuevos retos. Una revolución también amparada por la ciencia que, por primera vez en la historia, está comenzando a entrever qué sucede en nuestro interior. Y la literatura, siempre alerta de la realidad, y la actualidad, lleva tiempo haciéndose eco de ello. Cada vez son más los libros, o más bien debería decir manuales, que nos dicen todo lo que debemos hacer para ser felices y llevar una vida plena. Eso que llaman ‘crecimiento personal’ se ha convertido en una verdadera industria.

Sin embargo, dentro de este nuevo paradigma, parece que hemos de pasar de un extremo al opuesto. De la infelicidad y la opresión para nuestro desarrollo individual que representa el modelo de vida tradicional a la hiperfelicidad que supuestamente nos debería traer la liberación de todas aquellas ataduras culturales. Saltar del sentimiento de la vida desperdiciada en intereses ajenos a exprimir todo el jugo de cada instante. Como si, en un parpadeo de tiempo, hubiéramos olvidado que somos humanos y que entre medias existe una alternancia constante entre el bienestar y la insatisfacción. Las cuales no siempre están relacionadas con nuestras circunstancias personales.

Si algo destacaría de esta Biografía del silencio es que ha logrado que me encontrase tranquilo, y con cierta sensación de paz, mientras la leía. No porque Pablo d’Ors haya escrito un libro revelador sino por verme reconocido en todo momento. El encontrar en otro las mismas sensaciones y pensamientos incómodos que muchas veces tenemos miedo de verbalizar e incluso de admitir para nosotros mismos. Porque, en realidad, Pablo d’Ors no dice nada nuevo. Tampoco parece que haya sido su intención. En sus páginas no hay ideas ni opiniones que no hayan aparecido en otros libros de filosofía oriental o incluso de crecimiento personal. El interés de este pequeño ensayo, en mi opinión, es la total honestidad en cómo expone el acto de meditar y cómo afrontar el hecho de vivir. No es un manual de autoayuda. No te dice lo que debes hacer para ser más feliz. Ni siquiera para meditar. De hecho, el autor admite que ni siquiera sabe qué hay que hacer en la vida. Sólo habla de esa zona intermedia donde las cosas no son ni buenas ni malas sino donde simplemente son y somos nosotros quienes debemos concederles la importancia que nos merezcan. De que el éxito profesional, los viajes, las amistades, las relaciones y la edad, en definitiva, una gran experiencia acumulada, no le han reportado más satisfacción ni claridad. Sólo parece concluir que la vida, para ser disfrutada, únicamente necesita de tranquilidad para asumirla y de sosiego para tomar las decisiones más acertadas. Algo tan sencillo y lógico de pensar como difícil de llevar a la práctica.

A lo largo de pequeños capítulos, escritos con una fantástica fluidez que enmascara una carga de profundidad, Pablo d’Ors desgrana su práctica regular con la meditación. Algo que, ni es sencillo ni tampoco resulta cómodo. Porque la verdadera meditación consiste en enfrentarse al descontrol de nuestra mente y a los lados más oscuros de nuestra vida. A disfrutar de lo maravilloso pero también de aprender a soportar lo desagradable. Porque la meditación no es más que estar presente en el momento, independientemente de lo que esté sucediendo. Que una vida plena debe aceptarse en todas sus luces y sus sombras. Como ese bello capítulo donde el autor afirma su voluntad para recibir abiertamente todo lo que la vida le depare, desde la belleza del amor hasta la peor de las desgracias. Y de saber disfrutar un paseo cotidiano tanto como un gran viaje.

En definitiva, Biografía del silencio habla de la meditación no como un fin, sino como un medio para ahondar en la experiencia personal. Y que eso solamente puede encontrarse en la quietud y en el silencio. Con todo lo que este quiera decirnos.